Transpiración Excesiva: Hiperhidrosis

La transpiración es un fenómeno fisiológico normal de nuestro organismo destinado a mantener estable la temperatura del cuerpo en 37 grados centígrados, eliminándose el calor sobrante por medio del sudor.
Cuando este mecanismo se altera, se produce un exceso de sudor en algunas partes del cuerpo y en medicina a este trastorno se lo conoce
como hiperhidrosis.
Se estima que el problema afecta al 3 por ciento de la población; y si bien no es una disfunción que presente riesgos importantes para la salud, representa una situación muy molesta que afecta la calidad de vida de quien la padece.

Las personas con hiperhidrosis transpiran más de lo normal, incluso en los días donde no hace demasiado calor y aunque no realicen actividad física. Producen hasta 5 veces más sudor que el necesario para regular la temperatura del cuerpo; suelen manchar la ropa, el calzado, y pueden tener las manos, cabeza y rostro mojados.
El problema puede presentarse tanto en hombres como en mujeres, siendo las zonas más afectadas sus axilas, palmas de manos, plantas del pie y la frente; que son las partes del cuerpo donde se encuentran la mayor parte de las glándulas sudoríparas.
En algunos pacientes las bacterias y hongos que se encuentran normalmente en la piel descomponen el sudor y las células descamadas ocasionando feo olor; a esto se lo denomina bromhidrosis.

La hiperhidrosis puede ser primaria o secundaria.
La primaria suele comenzar en la infancia o adolescencia. Se caracteriza por una respuesta exagerada de las glándulas a estímulos que pueden originar el sudor como el stress emocional, el calor o el esfuerzo físico. Las glándulas son normales pero por cuestiones genéticas la respuesta nerviosa que regula la secreción glandular está exacerbada. Por lo general la hiperhidrosis primaria no se registra durante el sueño, y el 30 a 60% de los casos registra antecedentes familiares.

La hiperhidrosis secundaria ocurre como consecuencia de problemas de tiroides, diabetes, obesidad o cambios hormonales tales como la menopausia.

La hiperhidrosis axilar es el tipo más frecuente de hiperhidrosis, y alcanza el 60% de los casos. La sudoración excesiva en las axilas se desarrolla por la hiperactividad de las glándulas sudoríparas de esa área y provoca que el individuo se sienta incòmodo teniendo que cambiarse la ropa varias veces al día.

El grado de hiperhidrosis se determina a través de la siguiente escala:

Grado 1: Mi sudoración no se nota y no interfiere con mi actividad diaria
Grado 2: Mi sudoración es tolerable, pero a veces interfiere con mis actividades
Grado 3: Mi sudoración es poco tolerable y frecuentemente interfiere con mis actividades y vida diaria
Grado 4: Mi sudoración es intolerable y siempre interfiere con mis actividades diarias y mi vida cotidiana

Tratamiento

La hiperhidrosis hoy puede ser tratada.
El tratamiento además de frenar la sudoración excesiva, otorga seguridad a nivel social, laboral y personal, mejorando enormemente la calidad de vida.
Frente a una situación de sudor excesivo, el médico descartará en primer término toda posibilidad de hiperhidrosis secundaria a partir de una serie de exámenes clínicos.

La primera opción en el tratamiento es el uso de ciertas lociones con sales de aluminio, que actúan tapando el poro y disminuyendo la transpiración. Si el grado de hiperhidrosis es 1 o 2 este tratamiento puede resultar efectivo, aunque muchas personas no lo toleran ya que puede irritar la piel y producir dermatitis.

El tratamiento con medicamentos orales no se sugiere por los efectos colaterales que provoca como sequedad de boca y de ojos e inconvenientes urinarios.

Un tratamiento sumamente seguro y efectivo para tratar la hiperhidrosis axilar es la aplicación de Toxina Botulínica, que bloquea la actividad de las glándulas sudoríparas.
La toxina botulínica se aplica a nivel local mediante micropunturas en la dermis. Es un procedimiento sencillo, rápido, no doloroso ni invasivo, no necesita anestesia local y permite retomar las actividades normales luego de la aplicación.
Lo realiza el dermatólogo en el consultorio y los pacientes permanecen libres de transpiración por un lapso de 5 a 8 meses. Transcurrido dicho tiempo se reaplica obteniéndose resultados más prolongados con las sucesivas aplicaciones.
El tratamiento con toxina botulínica es la mejor opción para la hiperhidrosis axilar que no responde bien a las sales de aluminio.
Es importante aclarar que no se le propone al paciente el tratamiento con toxina botulínica sin antes intentar con dichas sales.

Finalmente, también existe un tratamiento quirúrgico para la hiperhidrosis. Consiste en la interrupción definitiva de los nervios y los nódulos nerviosos que transmiten las señales a las glándulas sudoríparas. Se realiza con anestesia general, a través de pequeñas incisiones que se realizan a cada lado del tórax. La cirugía permite solucionar en forma casi definitiva el problema pero están presentes los riesgos quirúrgicos de la anestesia, infecciones y en el 60% de los pacientes puede aparecer la denominada hiperhidrosis compensatoria en la que se produce un aumento del sudor en espalda, abdomen o los muslos.

Si luego de leer este artículo pensás que podés estar sufriendo de hiperhidrosis en algún grado, consultá con el dermatólogo para que pueda evaluarte e indicarte un tratamiento adecuado según tu caso.

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